En esa mesa redonda
hubo pláticas que respiraban con el humo colectivo
en la asfixie de la amistad que encumbró a la noche
hubo juventud para todos
perdíamos la oscuridad al mismo tiempo
como lanzarnos del puente hacía el vacío claro
unidos de la mano con el grito entretejido
ser hermanos fue el juego ridículo del momento.
En esa mesa redonda
se fugó el origen de quien fuimos
la insoportable alegría
tuvo la tentación de compartirse
en esa mesa redonda por un momento sujetamos
la terrible ingenuidad de creer conocernos
de aceptar lo que nunca seremos
cerramos los ojos confiando en todo.
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